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sábado, 15 de enero de 2011

AGRESIONES INMERECIDAS CONTRA LA APUCV

                                                                                            Absalón Méndez C.
Universidad Central de Venezuela

     En menos de una semana, el Dr. Orlando Albornoz, utilizó las páginas de El Nacional para agredir, en mi opinión, sin justo motivo, a la APUCV. Como miembro de dicha Asociación siento el deber de salir en defensa de la Institución. Pareciera que, de un momento a otro, haciendo causa común con acciones gubernamentales, se han ido conformando en el seno de la Universidad venezolana grupos de opinión orientados a desacreditar a las instituciones gremiales y sindicales, inculpándolas de hechos que corresponden a otras instancias de la vida universitaria, sin que sobre su conducta se establezca reparo alguno.
    En El Nacional del 19-12-2010, se publicó un artículo del Dr. Albornoz, con una advertencia que siembra profundas dudas sobre su exactitud. Se indica en el artículo en referencia que, el mismo, fue solicitado por el Comité Editorial de una Revista Digital de reciente aparición, patrocinada por la APUCV; vetada su publicación debido a que su contenido no fue del agrado de la Asociación. Confieso que revisé varias veces el artículo, no encontré en él punto alguno que pudiese causar molestia a la organización gremial. Conociendo, como conozco, a los miembros del Comité Editorial de la Revista, me resisto a pensar que hayan vetado un artículo calzado con la firma de un profesor de la talla y trayectoria académica del Dr. Albornoz.
    El artículo termina convirtiéndose en una página en la que su autor se auto elogia, lo que no es censurable, pues lo méritos del Dr. Albornoz son reconocidos nacional e internacionalmente; y, por su sapiencia es requerido por varios países y su asesoría   bien pagada.
    El día miércoles 22-12-2010, en el mismo Diario, columna “A tres manos”, el Dr. Albornoz, arremete de nuevo contra la APUCV; ahora, si, de manera franca y directa. El Dr. Albornoz, incurre, de primeras, en un error histórico, el Día del Profesor Universitario, no es el 8 de diciembre, sino el 5 de diciembre, en homenaje- reconocimiento a la promulgación de la Ley de Universidades en el año 1958, que se mantuvo vigente hasta la noche oscura del 23-12-2010. Comparto con el Dr. Albornoz, que, en la Universidad venezolana existen varias categorías o tipos de profesores. Los que viven en y para la Universidad y los que viven a la Universidad.  Los primeros, sobre quienes descansa la carga de mantener funcionando la Universidad, y, de paso, hacen vida gremial, a mi juicio, se encuentran muy mal remunerados, se desempeñan en una actividad laboral precaria; por el contrario, los segundos, pienso a los que se refiere el Dr. Albornoz, es decir, los eternos viajeros, los que no se pierden un evento nacional e internacional financiado por la Universidad, los que no asisten a sus clases, los que han disfrutado de becas, años sabáticos y demás prebendas académicas, permisos remunerados y sin remuneración, licencias de todo tipo,  los que se  van y luego  vienen a buscar su jubilación, los exquisitos, los que no van a marchas ni a asambleas para no contaminarse, los que critican a los gremialistas porque no les consiguen más beneficios, los que piensan que la actividad gremial es de cuarta o quinta categoría, para incapaces, están muy bien pagados.
    Decir que () en la actual profesión académica no se observa vigor, ni rebeldía, sino apasionado acomodo a la seguridad social”, es ignorar dos situaciones: primera, la noción de seguridad social; y, la segunda, que el sector académico en las universidades es el más desprotegido de todos los sectores universitarios. Cuestionar la actividad gremial de la APUCV, porque enarbola las reivindicaciones laborales, supuestamente, en desmedro de las académicas, es equivocar el enemigo y confundir roles claramente determinados. La excelencia académica de una Universidad está en relación directa con la calidad de vida de sus integrantes. Por último, la poca o mucha protección social que tenemos los universitarios, descansa sobre nuestros menguados salarios. El IPP es una institución solidaria que excede diariamente sus límites a favor del profesorado.

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